


mi mamá tejía guantes. Con elástico.
Mi papá pedía pizza (quién nos lo iba a decir, eh?! emmana?!)
y yo hacía cupcakes que se secaban porque mis padres son más de otros dulces. A mi padre le van los catalanes. La crema y el tortell de nata. A mi madre más 'lights'. Las torrijas y los buñuelos.
A mí me van todos. Qué le voy a hacer.
Ahora, desde que estamos en Buenos Aires, no he hecho pan ni un dia. (Hace demasiado calor). Aunque los argentinos no le tienen miedo al calor. Y si no, mirad a mi suegro y mi cuñado, cómo se arriman a la brasa para hacer los mejores asados del mundo. Quizá he estado demasiado ocupada mirando los árboles, comiendo alfajores (y asado), y jugando con mis sobrinos preferidos. El caso es que ahora estoy en casa de los papás de mi santo. Y me siento como si estuviera en casa de mis papás. Como en mi casa.
Además hemos conocido -por fin!- a los melli; miro cada vez que paso por una habitación todas las fotos de los tres hermanos; miro los árboles, superbonitos, de las calles de su barrio; espero poder conocer pronto a las abuelas; espero que llegue el finde para ir todos juntos a comer a donde sea, o hacer galletas con Graciela. Y hablar con mi emmana pronto por el skype, que desde aquí sólo son 3 horas de diferencia horaria pero en todos estos dias no hemos coincidido. Y un poco como le pasaba a mi mamá cuando estaba conmigo, quiero estar aquí y quiero estar allí estas Navidades.
Uf, qué difícil.
Se pone una tonta en Navidades. Aunque no quiera. Aunque haga calor.
Ah! y he conocido a Sol, y a su mamá.
Hola Sol!!! :)