sábado, 23 de enero de 2010

Home, sweet home


Ya estamos en casa.
Aterrizamos esta mañana y, después de un paseo en taxi por la ronda y unas vistas tremendas de la city bajo un cielo gris y lluvioso con ganas, llegamos a casita.
Nuestra casita es muy pequeña, ya se sabe. Pero después de haber pasado un mes en casa de Román y Graciela (bueno, en realidad esto hubiera pasado después de estar en cualquier otra casa) es más pequeña aún. Vacía, blanca, pobrecita ella.
Así que hemos abierto las maletas, nos hemos hecho una pasta con una salsa ligera -nada que ver con aquellas, pero qué le vamos a hacer-, y nos hemos echado una siesta.
Mi santo sigue durmiendo, yo voy a ver si doy unas cuantas vueltas y hago un reconocimiento del terreno mientras me pongo al dia con los mails. (Cualquiera diría...).

1 comentario:

Anabel dijo...

Bueno, neni, ahora volver a los quehaceres mundanos y cotidianos, después de tantos días,debe costar mucho. Pero ves haciendo, que la rutina tampoco es mala (es autoconvencimiento de lunes)

muack!