Aunque el Acuarium de Melbourne es más pequeño que el de Barcelona (que es para mí la medida de todas las cosas), aquí hay pingüinitos. Éstos, además de ser los bichos más divertidos, son los que más luz tienen, y como nos olvidamos la cámara de fotos, ésto es lo mejor que pudimos hacer con el móvil.
Eso sí, disfrutamos como enanos (el crio de la foto no es el único que se quedaba enganchado en los cristales mirándolos); nos quedamos un montón de tiempo mirando a los pingüinos, a los pescados grandes, a los chiquititos, a los feos, a los increiblemente bonitos, a los caballitos de mar -había unos que parecían sacados de La historia interminable, de diseño,- a las mantas y las rayas, las medusas! con las medusas yo me quedé enganchada al cristal también. Son de otro planeta, y además se mueven a cámara lenta! en fin, muy chula la visita.
jueves, 21 de mayo de 2009
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